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Natalia Botero

Sabaneta, Colombia

42 años

Es estudiante de Maestría en Estudios Socioespaciales, periodista de la Universidad de Antioquia y profesora de la Universidad de Antioquia y la Pontificia Bolivariana.


Como reportera gráfica trabajó en El Colombiano y Revista Semana, durante 18 años. En 2003 ganó el premio en Derechos Humanos de fotografía, Colombia: Imágenes y realidades, con la ONU. En 2005 realizó los talleres de sensibilización sobre el conflicto armado con 4.500 jóvenes de la ciudad, y el apoyo del Programa de Atención a Víctimas de la Alcaldía de Medellín.


Tiene varias publicaciones, entre ellas, Relatos de una cierta mirada (2012) con el Programa de Atención a Víctimas, Espíritus Libres (2011/2012) con el Programa de Egresados de la Universidad de Antioquia, Imágenes que tienen Memoria (2010) del Programa de Atención a Víctimas de la Alcaldía de Medellín, Colombia: Fotografías por la libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras (2006); Imágenes y Realidades (2004) con Naciones Unidas. 

A partir del año 2005, Colombia comenzó a conocer los relatos de paramilitares que se acogieron a la Ley 975 de Justicia y Paz, por la cual se dispone la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, a la sociedad y a la vida civil. En esta coyuntura las fuentes oficiales calculan 16.655 personas desaparecidas en Colombia a causa de la guerra interna entre los años 1970 y 2012.


Mediante las declaraciones del paramilitar Fernando Murillo, alias “Don Berna”, se pudo ubicar el cuerpo de Jonathan Marín Holguín de 14 años, desaparecido y asesinado por el Bloque Cacique Nutibara (paramilitares) en la comuna 13 de Medellín durante la Operación Orion en 2003.

 

Para narrar estar historia, durante el taller profundizamos tanto en los conceptos históricos, como en la estructura, la narración visual y escrita del relato. También se evaluaron otros aspectos del conflicto del ser humano: cómo se enfrenta al poder político, del narcotráfico y de las armas, cómo sufren el desarraigo, niños que mueren de hambre por extrema pobreza, comunidades indígenas afectadas por presencia de la coca, entre otros.


El compromiso de hacer fotografías y obturar construyendo ideas frente a las imágenes del dolor, me remiten a Sontag cuando se refiere a las fotografías de las atrocidades, que pueden generar un llamada de paz o un grito de venganza. Tuve la oportunidad de observar  de qué manera se pueden construir las historias desde los sentidos particulares, desde lo vivido y lo percibido, cómo los relatos fotográficos tienen historia, periodismo e investigación, de cómo un documento fotográfico hace parte de una pieza llena de contenido, sentido crítico y estética.

Desaparecido

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