El norte del departamento del Cauca, en el suroccidente colombiano, es una de las zonas donde el conflicto armado se ha mantenido desde hace 50 años. En los municipios de la región son frecuentes los combates entre las autoridades y las Farc. Los enfrentamientos son por el control del territorio para (impedir o facilitar) el tráfico de armas y drogas.



Los grupos guerrilleros realizan hostigamientos -casi siempre una vez a la semana- a las estaciones de policía y militares en los cascos urbanos.



En julio del año pasado (2011) una chiva -vehículo de transporte público- cargada con explosivos, fue detonada contra el puesto policial del municipio de Toribío. Un uniformado y tres civiles murieron, 100 casas quedaron destruidas.  Ese ataque se sumaba a los 600 hostigamientos contra la población desde hace 32 años, la más atacada por la guerrilla en Colombia.

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Ante estos enfrentamientos los pobladores del norte del Cauca, la mayoría de ascendencia indígena, han hecho manifestaciones para pedirle a los grupos armados - incluidos Ejército y Policía- para que cesen los ataques en lugares poblados y las persecuciones. Cifras de organizaciones indígenas señalan que en los últimos cuatro años han sido asesinados cerca de 250 miembros de su comunidad.